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AP Muere director de noticias para Caribe Fernando González

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Por JOHN RICE, The Associated Press

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Fernando González posa para una fotografía en La Habana, Cuba, el 5 de marzo de 2014.

CIUDAD DE MÉXICO (AP) — Fernando González, quien pasó décadas cubriendo y dirigiendo coberturas de historias importantes para The Associated Press en Latinoamérica, desde visitas papales hasta escaramuzas fronterizas, huracanes y tomas de rehenes, murió en La Habana. Tenía 60 años.

González falleció el lunes en su casa tras sufrir un infarto cardíaco, dijo el director de medicina forense de Cuba.

Sociable y al parecer inagotable, González —conocido por usar el pelo recogido en cola de caballo— fue especialmente fuerte y compasivo durante situaciones de crisis, tanto en la cobertura de los hechos como al organizar ayuda cuando sus colegas enfermaban o resultaban lesionados.

“Fernando representó lo mejor de la AP. Era un periodista estupendo y amaba las historias importantes”, dijo la editora ejecutiva de la AP, Julie Pace. “También fue un colega afable y bondadoso, alguien cuyo impacto se sintió en todos los rincones de la organización. Se le extrañará enormemente”.

González, nacido en Uruguay, se graduó de la enseñanza media en Santiago de Chile y posteriormente acudió a la Universidad de Miami. Trabajó para una estación de radio local antes de pasar a la producción noticiosa, con frecuencia como reportero independiente para The Associated Press en Latinoamérica.

González se integró a la AP de tiempo completo en 2002 como productor sénior de cobertura en video en La Habana. Se mudó a Washington en 2014 como editor regional de video para Latinoamérica y el Caribe antes de trasladarse a la Ciudad de México como subdirector de noticias de la AP para Latinoamérica en 2016. González regresó a Cuba en 2020 como director de noticias de The Associated Press para las regiones del Caribe y Los Andes.

Entre las historias más importantes que cubrió destacan la toma de rehenes de 1996 en la residencia del embajador japonés en Perú, el impacto devastador del huracán Mitch en Centroamérica en 1998 y el golpe de Estado de 2004 que derrocó al presidente haitiano Jean-Bertrand Aristide.

En 2007, González reportó desde la Antártida la visita del entonces secretario general de la ONU Ban Ki-moon.

González también cubrió tres visitas papales a Cuba: la del papa Juan Pablo II, la del papa Benedicto XVI y la del papa Francisco, al igual que la histórica visita de Barack Obama a Cuba en 2016 y el deceso de Fidel Castro más adelante ese mismo año.

Anita Snow, quien reabrió la oficina de la AP en La Habana en 1999 luego de una ausencia de casi 30 años, elogió a González como “un gran periodista”, y dijo que era “aun mejor ser humano: cálido, generoso y siempre amable”.

“Y probablemente conocía Latinoamérica mejor que nadie”, declaró Snow, quien trabajó con González en Cuba y México. Actualmente ella es reportera para la AP en Phoenix.

Chris Gillette, productor sénior de video para la AP en Brasil y quien fue compañero de escuela de González en la secundaria, coincidió.

“Fue realmente una muy buena persona, y de gran carisma, lo que le permitió acceder a lugares a los que otros habrían batallado para entrar, un auténtico anecdotista, amigable e inteligente”, dijo.

Nico Maounis, director de eventos noticiosos especiales para los servicios de transmisión de la AP, recordó a González como el negociador por excelencia, dándole a la agencia noticiosa acceso a todo el mundo, desde presidentes y otros funcionarios de alto rango hasta la persona más sencilla en la calle.

“¿Qué clase de persona era? Era extrovertido, cosmopolita, chistoso, era un diplomático, era serio, un comediante y un bromista. Lo era todo”, dijo Maounis.

El veterano fotógrafo de la AP Enric Martí resumió la compasión de González por aquellos menos afortunados, haciendo notar cómo González seguía acudiendo con frecuencia a su restaurante favorito en la Ciudad de México, Lucille, incluso durante la pandemia, donde siempre dejaba una generosa propina.

“Seguía yendo y recaudó dinero para los meseros… Ellos prácticamente no tenían propinas ni dinero”, contó Martí, subdirector de fotografía y reportajes globales para la AP. “Siempre que yo estaba en la ciudad nos encontrábamos en Lucille. Era el bar de Fernando”.

A González le sobreviven su esposa Lisa, sus hijos María Linda y Nicolás, y tres nietos, así como sus padres.

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