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Puerto Rico AP visita de nuevo a víctimas de huracán María

William Fontan Quintero and his wife Yadira Sostre pose with a printed photo of them taken on Sept. 30, 2017 when they sat amid the rubble of their home that was destroyed by Hurricane Maria, at the same spot where they rebuilt their home, behind, in the San Lorenzo neighborhood of Morovis, Puerto Rico, May 29, 2018. The couple says FEMA rejected their application for financial help but they received $8,000 from family to help them replace their belongings, which they invested in wood to build a small home, behind, where they live with their two children who are university students. The roof is plastic tarp while they wait for their FEMA application to be approved so they can finish rebuilding. "We don't have time to build anything safe without help," said Quintero. (AP Photo/Ramon Espinosa)

Puerto Rico Hurricane Then and Now Photo Essay

Por RAMÓN ESPINOSA, The Associated Press

SAN JUAN (AP) — El fotógrafo Ramón Espinosa recorrió durante semanas Puerto Rico después que el huracán María devastó la isla en septiembre.

Durante ese tiempo documentó las vidas de los puertorriqueños que perdieron techos y posesiones a causa de la tormenta.

Espinosa volvió a visitar a las personas de las imágenes antes del inicio de la temporada de huracanes de 2018, el 1 de junio, para ver cómo vivían ocho meses después del desastre.

Vio que algunos estaban construyendo casas de concreto después de que los vientos de María arrasaran las casas de madera.

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William Fontan Quintero y su esposa Yadira Sostre posan el 29 de mayo de 2018 con una fotografía de ambos tomada el 30 de septiembre de 2017 cuando estaban sentados entre ruinas en el mismo lugar donde reconstruyeron su casa, que se ve atrás, en el vecindario de San Lorenzo en Morovis, en Puerto Rico, después de que se las destruyera el huracán María. (AP Foto/Ramón Espinosa)

Otros se han recuperado a medias: una mujer de 69 años que vive de la asistencia federal tenía nuevos muros pero un techo frágil de láminas de metal que con seguridad volará en la próxima tormenta fuerte.

Otros perdieron todo y no se ve recuperación alguna, como una pareja que vendió el carro en el que pasaba las noches después de la tormenta para habilitar un pequeño espacio a fin de dormir detrás de una vivienda de los padres de uno de ellos en las montañas centrales de Puerto Rico.

A lo largo y ancho de Puerto Rico, decenas de miles de casas continuaban sin techo. La Agencia Federal para el Manejo de Emergencias de Estados Unidos (FEMA por sus siglas en inglés) distribuyó 59.000 lonas de plástico grandes a dueños de viviendas que perdieron sus techos a causa de Irma y María. Otros 100.000 recibieron lonas más pequeñas para proteger habitaciones o pertenencias. Solo 21.000 viviendas han recibido asistencia federal para reparaciones permanentes.

Funcionarios de la FEMA dijeron que las normas vigentes impiden a las autoridades federales conceder asistencia de reconstrucción a las víctimas de la tormenta que no tienen títulos de propiedad. En muchos casos, las víctimas se hicieron de sus casas porque se las dio algún pariente o las heredaron sin testamento ni escrituras.

Las autoridades dijeron que esas normativas fueron flexibilizadas para que las víctimas puedan demostrar que son dueños con pruebas como de recibos de servicios públicos.

María destruyó por completo la casa de Roberto Figueroa Caballero y de decenas de otras personas en La Perla, una comunidad costera de San Juan famosa por el éxito musical “Despacito” de Luis Fonsi. Figueroa trabaja en una pizzería, vive en un apartamento rentado y espera reconstruir su casa, pero señala que la FEMA rechazó dos veces su solicitud de asistencia de construcción con el argumento de que no reunía los requisitos. Figueroa ha apelado esa decisión.

La Perla es un barrio pobre de unas 350 personas establecido hace más de un siglo en una angosta franja en el litoral Atlántico, entre las olas y los muros elevados del Viejo San Juan. Durante años, el barrio tuvo una mala reputación avivada por un hombre que se describía como pistolero y fue testigo federal, quien afirmó alguna vez que los cadáveres de muchas personas asesinadas en La Perla fueron arrojados al mar para que los devoraran los tiburones.

Pero entonces llegó “Despacito”. Los cantantes puertorriqueños Fonsi y Daddy Yankee escogieron el barrio pobre como escenario de fondo para su video, que en YouTube tuvo 3.000 millones de visitas, y los turistas comenzaron a venir al lugar.

Las visitas bajaron drásticamente después de la tormenta y apenas comienzan a recuperarse.

Cuando María azotó la isla, Arden Dragoni vivía con su esposa Sindy, tres hijos y un perro, Max, en la localidad de Toa Baja. En la actualidad, Dragoni busca trabajo y se separó de su esposa, que vive con los hijos de ambos en un apartamento subsidiado por la FEMA.

“El huracán nos trajo muchas calamidades, pero mi aprendizaje fue valorar a mi familia desde mi corazón”, manifestó Dragoni.

Juana Sostre Vázquez perdió su casa en las partes altas de las montañas centrales. La abuela de 69 años, que vivía de cupones para alimentos y pagos del Seguro Social, reconstruyó el lugar con la ayuda de su yerno y una asistencia de 14.000 dólares de la FEMA. Dijo que las láminas de metal de su techo están clavadas a travesaños de madera porque no pudo pagar una estructura más fuerte, y espera que el próximo huracán no se las vaya a arrancar.

“El dinero no nos dejó hacer el techo”, dijo. “Lo estoy haciendo poco a poco, al ahorrar un par de dólares”.

William Fontan Quintero y su esposa Yadira Sostre perdieron su casa cuando María pasó por el vecindario de San Lorenzo en la localidad de Morovis. La pareja dijo que la FEMA rechazó su solicitud de asistencia financiera pero que recibieron 8.000 dólares de familiares para reemplazar sus pertenencias. Los invirtieron en madera para construir una pequeña casa en la que viven con sus dos hijos que van a la universidad. El techo es una lona de plástico y esperan que la FEMA apruebe su solicitud para que puedan terminar su reconstrucción.

“No tenemos tiempo para construir una casa segura sin ayuda”, dijo Quintero.

Luis Cosme, un trabajador de una compañía de limpieza, percibió los ventarrones cuando María se aproximaba y corrió a refugiarse en una iglesia católica. En la mañana cuando salió, vio que su casa estaba destruida.

“Gracias a Dios que estoy vivo”, dijo.

Blanca Rivera y Eduard Rodríguez durmieron en su vehículo después de que María arrasó su casa en San Lorenzo. La pareja dijo que la FEMA rechazó la solicitud de asistencia financiera para reconstruir, así que vendieron su vehículo para construir una habitación próxima a la casa de la madre del hombre.

“Es triste”, dijo Rodríguez. “Muy triste”.

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